La pandemia está siendo una oportunidad de reafirmación de nuestros valores y cultura organizativa
Hablamos con Javier Albor, licenciado en Sociología y Jefe de Innovación social en Fundación ONCE, además de profesor asociado en UDIMA. Le preguntamos sobre la situación actual del Tercer Sector tras la pandemia que aún sacude los cimientos de la sociedad.
1)Si hicieses un DAFO de la situación pandémica que se ha vivido desde tu sector: ¿podrías nombrarme 3 oportunidades que han tenido lugar?
Veníamos hablando mucho del cambio climático, de la globalización y las transformaciones de liderazgo en el mundo, de los cambios en el mundo del trabajo pero no estábamos preparados para la súbita pandemia que trastocaría casi todos nuestros planes.
Pienso que la pandemia está siendo una oportunidad de reafirmación de nuestros valores y cultura organizativa; a veces, los valores y nuestra cultura del Tercer Sector nos aparecen como algo difuso o abstracto; Hemos sabido reaccionar muy bien, sabiendo cual es nuestro lugar: esto nos debe llevar a sentirnos orgullos de quienes somos y de como somos. De nuestros valores.
2) ¿Qué tres aspectos destacarías de la corriente de solidaridad manifestada por la sociedad ante los efectos de la pandemia? ¿Se podrían consolidar?
La pandemia ha sido una oportunidad para descubrir al otro, con minúsculas y con mayúsculas; se han establecido lazos de solidaridad y de cooperación allí donde nosotros hemos siempre reivindicado y desde donde trabajamos: en la comunidad, y para la comunidad; lo comunitario ha estado más vivo que nunca; y al lado de ello la cotidianidad, el valor de lo cotidiano, de lo comunitario.
No soy capaz de predecir si esto se consolidará o no; o todo ello ha supuesto una sobrexposición de los lazos relacionales, motivada en una intensa emocionalidad; De la pandemia, también hemos aprendido a aceptar un mayor grado de incertidumbre. Veremos en qué queda todo esto.
3) ¿Qué habilidad o competencia personal has desarrollado durante la pandemia y piensas mantener en el futuro?
La pandemia ha sido como un Tsunami, como un volcán que no sabíamos que estaba ahí y que de pronto ha entrado en erupción.
Siempre he pensado que sería de mucho interés conversar con alguien que viva cerca de un volcán activo; esto debe dar otra perspectiva vital.
Pienso que he desarrollado algo de esta capacidad de vivir con la latencia de lo inesperado; relativizando el papel de la planificación; revisando el valor de lo estratégico frente a lo táctico, de la planificación frente a la acción.
4) Desde tu vivencia profesional, ¿qué valores organizacionales se han consolidado en esta situación de pandemia y cuáles has echado de menos?
Claramente se ha reforzado el valor de la cooperación, de la necesidad de alianzas; creo que salimos de la pandemia con la convicción de que solamente cooperando se puede hacer frente a lo desconocido, a lo catastrófico.
El valor de las personas del día a día, de la importancia de los que están en atención primaria, los que están piel con piel con los beneficiarios de nuestras actuaciones.
Sin duda, de esta pandemia hemos aprendido la necesidad de ser más eficientes; hemos sido razonablemente eficaces, pero un poco más de eficiencia e incluso de rapidez y fluidez en la toma de decisiones, no nos hubiese ido mal.
5) La comunidad, el entorno de las personas ¿crees que después de la pandemia es más o menos amable, accesible, cálida, inclusiva, acogedora…? ¿Hay más o menos capital social?
Es muy difícil de prever; sinceramente soy pesimista; la pandemia, y todo lo que conlleva de convivencia inesperado con la enfermedad y la muerte, y la falta de recursos para atajarla en los momentos más álgidos, es algo a lo que por desgracia están acostumbrados terceros países y no nosotros.
Esto es lo más grave que nos ha pasado a muchas generaciones que no hemos vivido ni guerras, ni situaciones extremas de inestabilidad.
Hemos reaccionado con una inmensa corriente de afectividad, solidaridad y calidez que está en la base de nuestra sociedad; la sobreexposición a la desgracia quizá haya producido una sobreexcitación de lo mejor de nosotros mismos
Algo quedará de todo ello, no tengo claro qué, veremos qué pasa cuando retomemos nuestras rutinas; no soy muy optimista.
6)¿Cuál es la próxima pandemia que va a afectar al sector de las ONG?
Mi deseo es que ninguna; entiendo que aquí utilizamos de una forma metafórica el término pandemia; sinceramente creo que es un término que debería reservarse en su contexto y justo término. No es bueno, si me lo permites, “nombrar a la bicha”.
Dicho esto, creo que el Big Data y los desarrollos de la inteligencia digital y todo lo que conlleva puede llegar aquí antes que nos demos cuenta de ello; o apostamos sería y profundamente por definir qué transformación digital queremos y que impacto tendrán en las personas u otros lo harán por nosotros, conforme a sus intereses.
7) ¿A qué retos debemos enfrentarnos las organizaciones sociales a corto y medio plazo? ¿Dónde necesitamos afinar y poner foco ahora?
Faltan tecnólogos, profesionales con competencias en asuntos relativos a la transformación digital; pero del mismo orden hay que desarrollar criterios en los que toman las decisiones, que deben desarrollar un pensamiento digital y, quizá, desaprender algo de su pensamiento analógico.
Por lo mismo, otro reto es el relevo generacional en los lideres y gestores de nuestras organizaciones; hemos pasado de líderes y gestores jóvenes que emprendían desafíos organizacionales, en el origen de nuestras organizaciones sociales, a maduros gestores que tratan de no perder el ritmo de los cambios.
Creo que era McLuhan quien decía que las organizaciones son como coches que van por una autopista, con un conductor que va continuamente mirando el espejo retrovisor, lo que deja atrás; necesitamos cambiar la mirada de nuestros conductores, deben poner el foco en los kilómetros que faltan y no en los recorridos.
8) Dime algo que crees que va a ser diferente en nuestra sociedad después de este tiempo y algo que va a seguir siendo como era antes.
No lo sé, quizá vuelvan otra vez los años locos de entreguerras; creo que quizá seamos una sociedad más lúdica, que dará más valor al disfrute, al aquí y a hora; más humilde también, más consciente de nuestra precariedad, por tanto, algo más tolerante y algo menos tolerante con los intolerantes.
El poder, la ambición por el poder, por gobernar la vida de los otros, por decidir su destino, esto seguirá siendo una perversa atracción de todos, sobre la que tendremos que estar muy vigilantes.
9) Cierra los ojos y pide un deseo para el Tercer Sector…
Desestrés, descanso; brio, ímpetu para construir.
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